martes, 10 de marzo de 2009

¡Necesito!, necesito… ¿necesito?

Yo: ¡Dios mío!, ¿Por qué no me das un auto?
Dios: Porque no tienes dinero para pagar la tenencia.


Esta frase real y desglosa todo un tema que Marcelo Tedesco trata en este post. Hay frases que vale la pena que mencione en este post directamente. Si quieren leer la nota completa la pueden encontrar al final.

México, de acuerdo a un estudio publicado por Nielsen, se encuentra en el cuarto lugar mundial del consumo de productos de lujo, ¿cómo es posible que un país emergente como el nuestro se encuentre en la cima del consumo costoso? La respuesta es "necesidad creada", primero por la mercadotecnia y luego como una exigencia social. Y ahí vamos dando vueltas, no puedo pensar en tomar una Maestría si antes no tengo mi casa, y sin antes casarme, ya que tengo mi casa y estoy casado, no hago el curso de actualización porque me gasto el dinero en una cartera de marca o en la pluma de moda, o en cualquier otra cosa que creo necesaria. Y así continúa el círculo perverso de relegar mi desarrollo personal y profesional porque siempre habrá una necesidad básica que necesito satisfacer.

Me gustaría aclarar, que no estamos hablando de personas de clase alta solamente, el consumo de productos de lujo en México se da incluso en personas que ganan apenas algunos sueldos mínimos, cientos de miles de familias en nuestro país prefieren tener una casa de 30mts2 que sea de su propiedad, con todas las consecuencias de desarrollo humano que esto trae para sus hijos y ellos mismos, a pagar lo mismo de renta por una casa o departamento del doble de metros cuadrados.

Alain Couttolenc, director de mer­cadotecnia de AC Nielsen, asegura "que los mexicanos están dispuestos a pagar dinero extra por la imagen que proyectan, por ese sentimiento de pertenencia que significa portar un artículo de lujo, aunque en el logro del mismo se evapore la mitad de lo que esa persona percibe como salario mensual. Pero no importa, porque un mexicano es capaz de comprar, por ejemplo, una corbata de marca, aunque luego ten­ga que regresar a casa en metro. Lo que vale es la pro­yección y esa sensa­ción de ser diferente" (extracto del estudio publicado por Nielsen).

Conozco personas que usan las marcas más caras que su dinero puede comprar, hasta parecen uniformados por las mismas casas de lujo, pero nunca han hecho un viaje cultural por Europa y dejen Europa, ni por su México mismo. ¿Qué aporta más a nuestro desarrollo, tener el fajo y los zapatos de moda (8 mil pesos) o conocer la ruta del vino en el Valle de Guadalupe (6 mil pesos)?

Fuente: Marcelo Tedesco, El Universal

No hay comentarios.: